Así Creas tu Propio OnlyFans Intelectual (pero no lo hagas)
Rehabilita tu adicción al contenido educativo antes de que sea demasiado tarde
¿Prefieres escuchar? Es mi voz la que narra ¡Dale Play!☝️
Dormitando frente al TV, en el umbral entre este y el mundo de Morfeo, piensas:
—¿Para qué pagar US$500 por un curso, si puedo aprender lo mismo, gratis, en YouTube y Substack?
Whaaaaat… ¡Qué iluminación!
Espabilas y te suscribes a 47 canales de productividad, 23 newsletters de marketing y sigues a 15 gurús que prometen “cambiar tu vida en 15 minutos”.
Cada mañana, abres tu bandeja de entrada como quien abre un buffet all-you-can-eat de sabiduría, listo para saborear la muestra gratis que te regalan antes de pagar por el paquete completo.
Aquí no hay presión de completar nada. Puedes saltar de video en video, de artículo en artículo, variando entre temáticas soft y hard. Maestro del discernimiento y la optimización, sientes que aprendes un poquito de todo sin el compromiso agotador de dominar el foreplay.
Lees sobre productividad mientras procrastinas. Consumes contenido sobre mindfulness mientras tu ansiedad se dispara por no hacer nada productivo con tu vida.
Como mercenario de pruebas gratuitas de amor, pretendes obtener todo el placer del conocimiento sin la fricción de la aplicación.
Constantemente te repites: “Necesito prepararme más. No sé lo suficiente”.
Esperando que la cantidad de información que acumules se transforme mágicamente en habilidad real, te lanzas a la caza de nuevos saberes.
Esta vez, ya no en sitios gratuitos, porque lo bueno no se regala.
Son muchas las formas en las que la tecnología y la IA impactan al arte, la cultura y a nuestra forma de pensar. Suscríbete a “Errante Digital” y conócelas.
La Logia Global de Adictos al Potencial
Los thumbnails son perfectos. El experto de turno, con su sonrisa de iluminado, su 6-pack de sabiduría y sus escasos 21 años, te promete que su threesome en oferta de trading, terapia y TikTok ads, transformará tu vida en solo 21 días.
Los testimoniales son orgásmicos: “Gracias a este curso dejé mi trabajo tóxico, tripliqué mis ingresos y encontré al amor de mi vida”. Y tú, como adolescente descubriendo OnlyFans por primera vez, haces clic en “Quiero libertad financiera” (= Comprar Ahora —todo está en el copy).
La dopamina explota. Has hecho algo productivo. Has invertido en ti mismo. Has dado el primer paso hacia la transformación. Sientes que ya cambiaste.
Más allá del nuevo scam en el que caíste, pasados los 21 días, ni siquiera has visto el primer video. Estás tranquilo, no pasa nada.
—Después de todo estaba en oferta, ya no me engañan —piensas.
Sigues navegando de forma incógnita para que tu pareja no lo note (ya te pillaron una vez). Desde los rincones más oscuros de tu feed, salta un banner sensual: “Automatización No-Code”. Haces click y dejas “tu mejor email”. Se ve caro, pero pro. Lees cada palabra de la landing y… click en “Crea tu primer agente hoy”.
¿Y ahora?… No pasa nada.
—Fueron US$250. No me voy a empobrecer por eso —te repites.
Video tras video, banner tras banner, practicas la masturbación intelectual y te haces adicto al entretenimiento premium del crecimiento personal, mientras se vacían tus bolsillos.
Tu Primer Orgasmo Educativo (que te dejó exhausto)
Tu pareja amenazó con cambiar las claves del WiFi. Ya no podrás comprar más cursos, tampoco verlos gratis.
La adicción llama y respondes. ¿Listo?... ¡GO!
Empiezas por el abstract del besito en el cuello; pasas a la introducción de morder el labio; sigues con el módulo uno, pasando la lengua por el pecho y continúas bajando hasta ese umbral después del cual todo es desconocido…
… no pasa nada.
Distiendes tu estrés con un baño helado. Dejas pasar los días y vuelves el domingo siguiente. Diferente objetivo, mismo approach: Cuello, labio, pecho…
… ¿Ajá? ¡Hágale pues!
Cada domingo repites la ceremonia. Es como ir a misa, donde tu religión es el autoengaño productivo.
“Esta vez sí voy a terminar el curso de Marketing Digital”.
“Voy a empezar con el de Automatización No-Code, porque necesito un agente”.
“Debería hacer primero el de Mindfulness, para estar en paz y seguir con los demás”.
Entonces, llega el lunes: 47 emails de trabajo, una penetración (digo, presentación) para el jueves y tu pareja está molesta porque prometiste ir a cine —ya hace 3 semanas de eso.
¿El curso de marketing digital? “¡Bah! Mañana lo hago”.
Mañana se convierte en pasado mañana. Pasado mañana se convierte en la próxima semana. La próxima semana se convierte en “cuando tenga tiempo”. Y, “cuando tenga tiempo” es el cementerio donde van a morir todas tus buenas intenciones.
Sin embargo, como gato en celo, tienes más de una vida y caminas en el umbral entre este y el otro mundo.
Pasan las semanas, los meses. De alguna forma terminas un curso completo.
Holy shit. ¡Lo hiciste!
Sudoroso, agotado, pero victorioso. Hasta te tomas una selfie con el certificado de finalización para subirla a LinkedIn con un mensaje humilde-presumido: “Nunca pares de aprender 💪”.
Y entonces... no pasa nada.
El curso de marketing digital prometía transformación. Esperabas despertar convertido en Gary Vaynerchuk mezclado con Tim Ferriss.
Sabes que deberías hacer algo con lo que aprendiste. El conocimiento está ahí, flotando como ingredientes sueltos en la cocina de tu mente. No obstante, estás tan quemado después de 40 horas de ajetreo, que lo último que quieres es más trabajo.
Al final, solo sientes el vacío postcoital de quien esperaba una relación a largo plazo después de un One night stand.
Archivas tu certificado en la carpeta “Logros” y vuelves a los domicilios de YouTube. Total, la experiencia en LinkedIn dice que ya creciste como persona, ¿no?
Pero te intriga la fricción. “Es el éxtasis”, te dicen. Sabes que si sigues de “pajuelo” aplazando el coito no lo vas a saber.
¿Te está gustando tanto este post, que quieres guardarlo para 'leer después' junto con tus otros 100+ pendientes? Mejor compártelo ahora, antes de que se pierda en tu cementerio digital.

Tu Primera Vez en Acción
Caes en cuenta de la realidad que te pierdes. Dejas el entretenimiento premium y decides pasar a la acción.
Vas de cabeza ¡Qué diablos!
Intentas lanzar esa campaña que aprendiste en el curso de marketing y reforzaste con la Masterclass de 2.5 horas en YouTube. Grabas ese video siguiendo los consejos del influencer de turno. Escribes ese artículo inspirado en tu newsletter favorito.
Y todo apesta.
¡Apesta con creces!
Tu campaña genera 3 clicks (dos fueron tuyos verificando que funcionara). Tu video tiene la calidad de producción de un live de 2010. Tu artículo fluye como un fanfiction de Crepúsculo mezclado con manual de instrucciones de IKEA.
Te desanimas como adolescente después de su primera vez.
—¿Esto era lo que tanto esperaba? —te reprochas.
La brecha entre lo que consumiste y lo que puedes ejecutar es tan amplia como el Gran Cañón. Todos esos expertos hicieron que se viera tan fácil...
¡Hey! ¡Todos apestamos la primera vez!
Sin embargo, en lugar de ser principiante práctico y aceptar que la mediocridad es parte del proceso, prefieres ser experto teórico. Tu ego herido busca refugio en lo conocido y vas de vuelta al búnker de la sabiduría teórica, a la ilusión cómoda de estar preparándote eternamente.
Algunos se quedan en el ciclo de consumo y mueren ahí. Otros, los de espíritu emprendedor (así, etéreo), dan el paso final en esta metamorfosis educativa.
El Paso Final: Solo para gente seria que quiere escalar
El espíritu bienaventurado te hace pensar:
—Si yo, que no sé nada, pude consumir tanto contenido sobre marketing / crypto / productividad / coaching de vida, ¿por qué no enseñar lo que “sé”?
Así nace tu propio OnlyFans intelectual.
Creas tu cuenta de Instagram con bio: “Marketing Expert | Crypto Enthusiast | Life Coach | Helping You Build Your Empire 🚀”.
Lanzas tu eBook “Los 7 Secretos que los Millonarios No Quieren que Sepas”.
Vendes tu curso “De Cero a CEO en 30 Días”.
Hablas de trading sin haber hecho una sola operación rentable. Enseñas TikTok Ads sin haber vendido ni un chicle. Das consejos de vida mientras tu propia existencia es un hermoso desastre.
No lo sé Rick, parece falso.
El contenido que vendes se ve sospechosamente similar a ese curso que compraste hace 2 años y medio, solo que ahora tiene tu cara en el thumbnail y tu propia historia de “cómo cambié mi vida”.
Pero no la cambiaste, solo cambiaste de consumidor a distribuidor.
Te has convertido en proveedor de tu antigua adicción. Y lo más hermoso en este camino de emprendedor, es que tus compradores van a repetir exactamente el mismo ciclo que te trajo hasta aquí.
Es el MLM (Multi-Level Marketing) del conocimiento:
Compras cursos (eres consumidor).
Creas tu propio curso basado en lo que compraste (te conviertes en vendedor).
Tus estudiantes crean sus propios cursos basados en el tuyo.
Y así sucesivamente...
Todos terminan vendiendo variaciones del mismo contenido reciclado, prometiendo transformación que en realidad nunca experimentan. Es una cadena donde cada nivel vende el “sueño” al siguiente nivel, en la cual, muy pocos realmente se transforman.
Has llegado a la cúspide. Ahora eres el líder de tu propia logia global de adictos al potencial.

Rehabilitación para Course-aholics
Para mejorar, lo primero es identificar el problema —antes de que sea demasiado tarde para todos.
No es tu culpa. La razón detrás de esta adicción al potencial es que nuestro cerebro nos engaña y equipara la sensación del logro obtenido con la idea de obtener ese logro.
La planificación resulta tan satisfactoria porque, neurológicamente, es satisfactoria.
Esto se lee y se explica, de forma detallada, en el siguiente artículo. Léelo y vuelves.
Ahora que sabes de dónde viene tu adicción, es hora de una intervención.
Acepta que eres un adicto al potencial.
No amas aprender. Amas la idea de aprender.
Detox digital educativo.
Por los próximos 30 días, no compres ni un solo curso más. Ni uno. Ni siquiera si está en oferta… ¡Especialmente si está en oferta!
Elige una sola cosa.
De tus 47 cursos, pagos o gratuitos, escoge el que más te llame la atención. Si no sabes qué te llama la atención, dale al que te de miedo completar. Ese donde más tengas que exponerte, que más incómodo sea, que más vulnerable te haga sentir, ese es el bueno. De lo contrario, el “más rentable”.
Abraza la mediocridad.
Tu primera presentación va a ser malísima. Tu primer código va a estar lleno de bugs. Tu primera foto va a ser borrosa. Pero recuerda: ¡Todos apestamos la primera vez! No tenemos ni idea de lo que hacemos. Después de eso, estarás más cerca del cambio real que con todos los cursos que compraste.
Aguanta.
Al menos, por los siguientes 2-3 meses, dedícate a eso y solo a eso. Aprende haciendo. Claro está, fuera de tu horario laboral. No sigas consejos tontos y utópicos; no sueltes el camello mientras no tengas otro por las riendas.
Trágate el ego y pide ayuda.
Ahora sí, mientras haces algo o después de haberlo hecho, sigue a los grandes que enseñan con la prueba del éxito en mano. Analiza sus sistemas, aprende en el camino, paga por seguir desarrollando el mismo skill. Eso sí, no dejes de practicar y producir.
Puedes memorizar todos los acordes de guitarra que existen, pero hasta que no tengas los dedos llenos de ampollas de tanto tocar, no sabrás tocar guitarra.
El placer viene con la comodidad de una venida rápida, así como el consumo de contenido. Por otro lado, el éxtasis se alcanza en la incomodidad de la práctica, en el desorden de una cama quebrada de tanto saltar, en la sangre que brota después de una intensa tocada (de guitarra, ¡ojo ahí!).
No dejes que la adicción al contenido educativo te aísle de la realidad y te lleve a la locura, como a José Arcadio Buendía: se llenó hasta la madre de alquimia e inventos, siempre buscando lo siguiente, que terminó amarrado a un castaño viviendo un lunes que nunca acabó.
Puedes evitar ese lunes lleno de correos y problemas, solo si dejas de prepararte en caso de que llegue y empiezas a ejecutar hasta que llegue.
Al final, si decides crear tu cuenta de OF, tendrás algo probado, comprobado y que valga la pena mostrar.
¿Reconoces tu propia adicción al contenido educativo?
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Muy interesante 😃. Lo incluimos en el diario de Substack en español?
Hola!
Funcionó bien el coqueteo entre prometer el consumo (y no consumar lo prometido) de OF con la promesa del contenido MLM. A fin de cuentas, dopamina a chorros y compraventa.
Disfruté tu texto a la manera que se gozan las películas de horror de Jordan Peele. Sabes que estás observando el mundo común y corriente pero la suma de pequeños detalles “uncanny” termina por erizarte los pelos de la nuca.
Describes un mundo que reconozco, sé que existe, pero con el que solo he tenido contacto de forma ortogonal, viéndolo pasar a lo lejos en labios de alguien más.
Explico: Mi idea de contenido educativo es leer a Jenofonte o ver el contenido académico de Michael Levin en YT.
Insertar aquí el meme: La Anábasis? Cien años de soledad? No.
Curso educativo. Sí!
Una sugerencia: Tu voz suena bien. Por qué no publicas el audio como pódcast? Le pones cortinilla de entrada, un cierre musicalizado y listo. El audio parece funcionar bien en Substack.